Siempre sentí cierta repugnancia hacia ti después de que abandonaste mi gris ser. Pero saber de tu ninfomanía putrefacta. . . Hierve mi sangre y la hace evaporarse casi tan rápido como mi ilusión de pensar que valías la pena.
Y, es que, incluso sabiendo tantas cosas de ti (Y no por tu boca), aún llegue a pensar que valías la pena, y que el chico que actualmente está contigo (o, el que muestras) realmente te conquistó y merece. Pero no, estoy seguro de que él merece algo mucho mejor que una bofa insultante a las mujeres.
Pero pese a saber tantas cosas geniales y a la vez otras horribles de ti seguía creyendo en un ser aniquilador como el tuyo. Más cuando me enteré de que hiciste algo amoral a espaldas de quién aún te toma de la mano... Se desvaneció toda ilusión de mujer buena que tenía de ti. Y, tranquila, no soy el único ser humano que piensa ello.
¡Y pensar que yo también probé esos labios! ¡Que vahído sentimiento! ¡Que asco!. No quisiera probar unos labios sin saber cuántas mariposas han posado sus alas sobre ellos, no sin saber cuántos kilómetros han recorrido aquel desierto infinito.
El desaliento que siento es indescriptible, no podría ni mirarte a los ojos, no sin sentir ganas de escupirte antes. Cosa que no sucedería básicamente por dos cosas: La primera; Ya no tengo ninguna clase de contacto contigo. La segunda, no me rebajaría a tu nivel de desperdiciar saliva de esa manera tan sosa.
Gracias a personas como tú, personas como él sufren episodios insuperables en sus vidas. Por suerte, él vive ciego bajo el manto de tus caricias, pero yo se que cuando menos se lo espere, en lo que acaricias su cabello mientras él tiene los ojos cerrados disfrutando, sacarás tu daga, se la enterrarás en su frívolo corazón, y la girarás para que éste sangre eternamente.