¿Sabes? Suelo pasar bastante tiempo observando a las personas. Sus comportamientos. Lo que hacen, lo que les gusta. Y las consecuencias que trae lo que hagan. Pero hay algo de lo que estoy seguro.
Hay personas que nacieron para hacer grandes cosas. Hay otras que nacieron para decir grandes cosas. Otros nacieron para ser participes de grandes cosas. Otros para inventar grandes cosas. Otros para ser útiles para grandes cosas. Otros para estudiar alguna ciencia y dársela a conocer al mundo con otros ojos. Otros para cantar grandes canciones. Y, algunos, para ser partícipes de esas grandes cosas, haciendo pequeñas cosas. Pero todos tenemos un propósito, una razón de existir. Solo que no todos la conocemos aún.
Por mi parte, querida, creo nací para hacer sonreír a los demás. Para alegrar los días oscuros. Para ver si puedo, de alguna manera, convertir el llanto en sonrisa. Porque aunque puede que no entienda todas las situaciones, trato de dar un buen consejo. Y si ese consejo sirve y veo sonreír a quien trato de ayudar, me siento bien.
Ver sonreír a las personas que me importan y hacer pequeñas cosas que casi no se notan me hacen feliz. Soy como un viajero por la vida de los demás, llego y trato de dejar un buen recuerdo sobre lo que soy. Por eso creo que es mi razón de haber nacido.
Por ello, no desfallezcas. ¡Esfuérzate! Y pregúntate, ¿Cual Es El Propósito Por El Que Has Venido A Este Mundo?
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