Buenas noches, princesa, disculpa la hora, se que acabamos de vernos, como siempre intente lucir bien ante ti, pero también como siempre, ni me has mirado. Lamento pensarte a estas horas de la noche, pero la oscuridad no te quita de mi mente. La invades toda.
La verdad es que soy un ingenuo, un ingenuo al creer que cada vez que te veo vamos a hablar, te voy a enamorar y me dirás que si. Pero jamas pasa nada, y se que nada pasará, aún así, lo sigo creyendo. Un incrédulo al creer que basta con besarte la mano frente a tus padres. Aun así no me tomas en serio. ¡Desdichada de mi alma! Que decidió amarte a ti, y tu ni importancia me das. ¿Por que sera que el alma no sabe elegir? Debe ser que me cree tan capaz de enamorar a alguien tan preciosa... Ni ella se lo cree.
Cada vez que te veo, siento como mi corazón late mas fuerte, y cuando me miras, mi alma me susurra al oído que me lance sobre ti y bese tus labios, esos labios que tanto deseo besar. Que me correspondas y que digas que me amas como yo te amo. Pero se que eso nunca va a pasar... Y soy un ingenuo al seguir sonriendo creyendo que algún día tendré una oportunidad.
Cuesta admitirlo, pero es la verdad. Y con lágrimas en mis ojos escribo para ti, amada mía, y te recuerdo lo mucho que te amo. ¡Daria todo por un día junto a ti, como.. Como... -sollozo y se me entrecorta la voz- como novios! Pero se que el destino me quiere solo. Y si no puedo hacer nada en su contra... Te amaré como Don Quijote a Dulcinea, y como Romeo y Julieta, mi amor es eterno... Pero también como Dulcinea, solo existes en mis pensamientos, y moriré al final. Mas como Julieta... Moriré pero enamorado. Bueno... Total... Todos tenemos nuestra manera de suicidarnos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario