Cada tarde al llegar de mi escuela, me cambio, después de discutir con mi madre por lo que sea, miro mis mensajes, Messenger, WhatsApp, todo. Pero ninguno de mis mensajes es tuyo, ah, ¡cuanto daría por un mensaje tuyo! Pero tu solo me hablas cuando no te hablo por un tiempo. Si tan solo se importara... Ah.. Suspiro, pero se que es demasiado pedir al destino.
Escucho tu risa, esa hermosa risa de carcajadas que tanto me gusta, me atrae. Mi corazón empieza a latir mas fuerte, y siento que se me va a salir del pecho, es como cuando la veo. Y la miro a sus bellos ojos. Me asomo por la ventana y veo un cabello lacio recogido, esperando junto a su hermana, abriendo la puerta. Esta ella. Con su piel canela pasión, que brilla con el sol, esperando a la puerta abierta. Entonces me vuelvo rápidamente para que no me veas. Entras y tengo ganas de ir a verte y recordarte que te amo, que daría lo que fuera por andar de tu mano, abrazados y felices. Es ahí cuando recuerdo la triste realidad, que tu y yo no somos nada. Entonces exhalo y vuelvo a mi cuarto. A escribir poemas de amor para ti. Poemas que son odas, pues son mi suicidio. Ya que todos tenemos nuestras propias formas de suicidarnos. ¿La mía? Pensar en ti, y en que algún día seras mía. Pero se perfectamente que no soy nadie mas que un amigo para ti.
Termino mis poemas que seguramente jamas entregare, les aplico perfume con la esperanza de que algún día se los de a mi amada y ella recuerde mi olor. Guardo el perfume, mis poemas y empiezo a pensarte, mi vida, y mi muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario